Creo que el mejor recuerdo de esas maniobras militares -las únicas para mi- fueron los paseos en helicóptero, a pesar de que el día de esta foto me había pillado un dedo al cerrar el portón, después de bajar.
El Campo de Maniobras de San Gregorio, en Zaragoza, es uno de los más grandes de Europa. Ocupa unos 338 km cuadrados, y se suele usar para ejercicios de bastante envergadura. En este caso eran unas maniobras de brigada, la BRILAT, en las que había algo más de 2.000 soldados y, para los estándares de hace 18 años, fueron de las más seguras: volvimos todos los que fuimos, la lesión más grave fue una rotura de fémur.
El campo estaba, y está, totalmente vallado. Dentro dentro de él hay incluso algunas zonas señalizadas y doblemente valladas destinadas al tiro de artillería… aún así, los pastores siguen colandose con sus rebaños por algunas brechas, produciéndose de vez cuando alguna desgracia.
Cuando llegamos salía la División Acorazada, nosotros entrábamos totalmente limpios y ellos salían embarrados hasta las cejas. En ese momento supimos como iban a ser las dos semanas que teníamos por delante.
La mili es algo que yo evité en la biblioteca de la asociación de vecinos de Bouzas, y el arma más potente que utilicé fue una grapadora.
Al ver las caras de los protagonistas de estas fotos me impone respeto el que pongan armas de ese calibre a chavales de menos de 20 años.
Las fotos molan, el toque tono-retro les da de nuevo una solera irrepetible con las fotos digitales.
Hace dos días alguien me dijo que ‘las fotos digitales antiguas pierden o se desgastan’ como las de papel. Casi me río en su cara, pero se me ocurrió decirle que probase a verlas en otro monitor.
Así nunca serás un hombre completo 🙂
Por cierto, al menos en una foto salgo yo, ¿alguno la encuentra?
El asunto de las armas no era un problema: pocas veces las llevabas y cuando la tenías solía ir sin munición. Los cartuchos estaban muy controlados.
Sólo tenías un arma cargada en dos condiciones: cuando estabas de guardia y cuando ibas a tiro. En las guardias se controlaban los cartuchos entregados con el arma que tenías que devolver en el mismo número al salir del puesto. Al ir a tiro se recogían los casquillos y nadie se iba hasta aparecer el último (tenía que haber tantos casquillos como cartuchos disparados).
En la práctica se daban y se dan muy pocos incidentes de este tipo. Obviamente es imposible la seguridad total, pero el problema allí no eran las armas.
Cuando estaba documentando el post me di cuenta de algo realmente curioso: el artículo mas extenso, veraz y mejor redactado que encontré sobre la BRILAT era el de la Wikipedia. Superaba con mucho a la información del Ministerio de Defensa y a otros artículos que encontré.
Al final fue el que incluí en el link.
Mi recuerdo de la mili como novia de Javier (mi marido)fue el año de espera y las interminables cartas que nos escribiamos casi a diario,la informatica de aquella nos quedada un poco lejos.Para nosotros fue un compas de espera absurdo y tonto,una perdida de trabajo y dinero en viajes de aqui para alli,en fin que decian que era necesario para hacerse un hombre y yo considero que jugar con fuego y con metralletas esta muy lejos de serlo,creo por decir algo bueno que se hacian buenos amigos y que esa amistad duraba toda la vida ,yo lo dudo.
Yo estaba en el Estado Mayor de la BRILAT, y allí teníamos dos PCs (ninguno mejor que un 286)… eran otros tiempos, pero el ejército estaba muy retrasado en tecnología.
La verdad es que la mili te aportaba poco y suponía dejar allí un año de tu vida. En mi caso, en general, lo pasé bien. No me causó ningún trauma. Tuve suerte con los compañeros y con el destino. Prefiero recordarlo como unas vacaciones.
Yo, de mili aún escuché algunas historias, pero lo que me encanta son las que cuenta mi abuelo de la guerra Uffff, increíble Por cierto, las fotos están guapísimas
Hombre, en la del helicóptero el primero por la izquierda, se nota la cara de milico ¿cuantos años tenías, 20?
Ya había cumplido 26 años. Entré allí con 25, cuando ya estaba trabajando.