Sé de buena tinta que alcohol y cámaras no hacen buena combinación. No hay más que echar un vistazo a las galerías de fotos en las redes sociales tras una fiesta nocturna, para comprobar los devastadores efectos sobre la imagen personal que tiene ver esos retratos tomados a altas horas de la noche.

Resulta extremadamente difícil conseguir buenas tomas en una discoteca: hay que subir ISO y apertura al máximo porque apenas hay luz. Tener un punto de apoyo para mantenerse firme y aun así, el enfoque automático -generalmente basado en algoritmos de detección de contraste- se vuelve loco. Además, entre empujones y peligrosas salpicaduras, la integridad de tu equipo fotográfico corre un serio riesgo…

Si no controlas perfectamente tu cámara en modo M, sereno y a la luz del día, mi consejo sincero es: olvida la cámara y disfruta de la fiesta.

Fiesta nocturna

En la galería de hoy podeis ver una muestra de fotografías tomadas durante la fiesta que sucedió al banquete de la boda de nuestros amigos Isa y José Luis. Usé el maravilloso objetivo CANON EF 50mm a f1.4 e ISO 3600 y necesité enfocar a mano constantemente para obtener alguna toma válida. Todo un reto de destreza.

Los protagonistas se movían mucho, rápido y regalándome poses de atención que francamente no me interesaban. Quería fotografiarlos en pleno disfrute. Con un poco de paciencia logré infiltrarme y adoptar el modo invisible. Solo cuando se olvidaron de mi, conseguí dos o tres fotos que me dejaron satisfecho. Entonces guardé la cámara en la mochila y me entregué a la noche como uno más de la pandilla.