Hace unos días me asignaron la habitación 909 de un hotel. La forma de presentar los dígitos sobre una luz de neón azul, me dio buenas vibraciones. Así que esa noche dormí tranquilo y soñé con números.
Por la mañana, hice la maleta y cerré la puerta tras de mi. Caminé diez o quince pasos pero entonces volví atrás. No podía irme sin sacar una foto y atrapar aquellos números. Luego reanudé mi destino. Sabía que el 909 no significaba nada especial. Sonreí mientras pisaba firme y confiado. Porque sentía que estaba por encima de cualquier superstición.
- Cámara Canon PowerShot D10
- Fecha 2012:01:19 10:54:36
- Focal 6.2mm
- Apertura f/2.8
- Exposición 1/20 · 0.050s
- ISO 400
- Exposición Automática
- Balance de blancos Manual
- Medición Ponderada al centro
- Espacio de color sRGB
- Software de revelado Aperture 3.2.2
- Dimensiones 1024*768 pixels
- Peso 0.17MB
Es cierto que a veces somos algo supersticiosos y con los números tenemos nuestras preferencias: que si éste parece un «número bonito» para jugar a la lotería. Por ejemplo asociamos el número 13 a un «número malo». De hecho en algunos sitios omiten el nº 13 y pasan del 12 al 14 directamente (edificios, hoteles, calles …).
En fin, Mario, me alegra que hayas salido airoso de caer en la superstición, je, je.
Sería una auténtica locura abrazar o evitar cada número que se preste a superstición. Yo ya tengo mi número fetiche, todos lo demás me dan igual.