En el siglo XVI, las clases pudientes de Venecia, hartas de soportar el calor y la humedad del verano, construían sus residencias estivales en Vicenza, y Andrea Palladio -cuyo nombre real era Andrea di Pietro della Góndola– era su arquitecto.
Los palacios contruidos por él y la ciudad tienen tanta entidad que en 1994 Vicenza y las Villas Palladianas fueron declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Pero probablemen su obra más emblemática en Vicenza sea el Teatro Olímpico -que no fue rematado hasta después de su muerte- y al que corresponden las fotos de este post. Se trata de un edificio con muchas peculiaridades como su techo pintado como si fuese el cielo, la solución aportada al escenario donde la perspectiva se usa para dar una sensación de profundidad o la gran idea aportada para su financiación.
El Teatro Olímpico fue financiado mediante aportaciones de particulares de forma que, según lo que habían aportado, su rostro pasaba a ser el de alguno de las muchas estatuas que decoran tanto el exterior como el interior del edificio. A más dinero donado mejor sitio y mayor rango del personaje que portaba el rostro del donante.
